Mientras que en la mayoría de países
de América Latina los cristianos disfrutan de una gran libertad para adorar a
Dios, para quienes viven en países donde hay una fuerte persecución, como en
Asia Central, la realidad es otra.
Predicar el Evangelio a través de un
micrófono o megáfono, organizar bandas de música para alabar o hablar de la
Biblia en público, son escenarios prohibidos para la Iglesia Perseguida.
Dentro del contexto islámico, los
nuevos conversos al cristianismo se enfrentan a la hostilidad dentro de su
propia familia. Ruslan* dice que ha vivido la fe cristiana durante 16 años,
pero de manera secreta. Pastorea a otros cristianos secretos en el área donde
vive y explicó que debe tener mucho cuidado.
“Cuando adoramos, no hacemos ruido y
no aplaudimos para evitar llamar la atención. Simplemente nos sentamos juntos
en una mesa como si estuviéramos tomando el té", explicó. Si se descubre
el encuentro, pueden ser castigados tanto por la familia como por las
autoridades locales. Ruslan ha recibido amenazas y su casa ha sido objeto de
vandalismo con frecuencia.
Según Puertas Abiertas, los líderes
religiosos musulmanes de la región donde trabaja Ruslan han dado tres órdenes:
los niños cristianos ya no pueden asistir a la escuela, el ganado cristiano no
puede comer la misma hierba que su ganado y los cristianos ya no pueden recibir
agua para regar sus cultivos. Pero con el apoyo de la organización, recibieron
heno, agua, máquinas de coser y otras herramientas. No dejemos de orar por los
cristianos en Asia Central.
FUENTE: impactoevangelistico.net
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