
Alex
Fumero nació en el año 1974 de una madre que a muy temprana edad quedó
embarazada. Debido al trasfondo precario del que venía, nació con una
desnutrición severa que a las pocas semanas lo puso en una situación riesgosa.
Sumado a sus deficiencias nutricionales su madre no tenía cómo sostenerlo, por
lo que a los tres meses de edad lo abandonó en un orfanato en Honduras.
El
orfanato se llamaba: “Renacer”, lugar donde al ingresar delegaron su cuidado en
manos de Lisbeth de Fumero. Ella fui quien le ayudó a recuperarse y poco a poco
a ganar peso. Fue durante el proceso de cuido que ella se encariñó del niño y
con el tiempo, junto a su esposo: Mario, decidieron adoptarlo.
Sus
padres, Mario y Lisbeth Fumero, han sido misioneros en varios países, Honduras
y España, entre otros; Él es de origen cubano y ella de nacionalidad noruega.
Por lo que al incorporarse Alex a la familia ahora tenía una hermana mayor:
Elizabeth, y un hermano menor: Carlos
“Cuando
tenía como tres años”, cuenta Alex, “noté que yo era el más morenito de todos.
Mis hermanos eran blancos pero yo no. Así que un día le pregunté a mi papá por
qué yo era diferente. Esa vez mi papá me sentó en sus piernas y me dijo: ´Mira
Alexander, yo te voy a decir algo que a lo mejor no entiendas ahora, pero es
mejor que lo sepas desde ya a que lo sepas después. Tú fuiste un niño que tus
padres abandonaron porque estabas muy enfermo y te dejaron en un orfanato. Pero
Dios te puso en nuestro camino para que te adoptáramos. Entonces, ¿por qué
Elizabeth y Carlos son más blanquitos que tú? Porque tú no viniste de la
barriguita de mamá. Seguramente tu verdadera mamá era más morenita y como
saliste de su barriguita, por eso eres diferente´. Entonces yo le dije: ´Papá,
¿entonces yo no vine de la barriguita de mamá?´ ´No hijo, tú fuiste adoptado
por un plan de Dios para tu vida y para nuestras vidas´.
A
Alex le costó comprender lo que su papá le acababa de decir, por lo que su
corazón se conmovió; sin embargo, intentó asimilar la noticia lo mejor que
pudo.
En
la actualidad Alex reconoce que lo que su papá hizo ese día fue lo mejor que
pudo haber hecho, ya que ocultarle la verdad hubiera sido muy doloroso si se
hubiera enterado a una edad más avanzada, desde ese entonces siempre quise
saber quién era mi madre.
Su
infancia en Honduras fue una infancia muy feliz. Es más, él nunca sintió que
sus padres lo trataron distinto a Elizabeth o a Carlos. Todo lo contrario. Él
confiesa que hasta lo consentían más que a ellos, probablemente por el hecho de
que sabían que era adoptado.
A
la altura de los 7 años la familia tuvo que viajar a Noruega donde estuvieron
algún tiempo y luego viajaron a España, país donde sus papás realizaron gran
parte de su ministerio.
En
España, Alex comenta que experimentó la discriminación española hacia las
personas extranjeras. Adjetivos como “El indio” o “El negro” eran epítetos que
le asignaban algunos de sus compañeros de clase y que a decir verdad, le dolían
en su corazón.
Los
apodos fueron cesando cuando lamentablemente reprobó algunos cursos y tuvo que
repetir algunos años de estudio. Eso provocó que sus amigos avanzaran y que él
quedara rezagado, pero también que se convirtiera en el de mayor edad de la
clase y hasta en el más alto de todos. “¡Ya nadie se burlaba de mí por miedo a
que les propinara una paliza!” asegura Alex entre risas.
Desde
niño Alex sintió una gran inclinación musical e incluso eso lo impulsó a querer
saber de dónde provenía su gran pasión por el canto. No solo porque en su
familia su madre los estimulaba a las artes, sino por saber si de parte de la
familia de su madre natural, la que nunca conoció, hubo cantantes o músicos
entre ellos.
“A
los 16 años me fui a Noruega a estudiar música por dos años y allí compuse mi
primera canción que titulé ´Princesa´. Se la escribí a una señorita de la que
yo estaba profundamente enamorado”, cuenta.
Antes
de sus 20 Alex se fue a vivir a Florida, EE.UU., donde siguió estudiando canto,
pero también colaborando en algunos eventos como Expolit y hasta haciendo coros
para Renán Carías, Jaime Murrell, Danny Berríos, Ricardo Rodríguez, entre
otros. Fue de ese modo que se empapó de la industria musical cristiana y a sus
36 años, luego de casarse, regresó a España para estar más cerca de su familia.
Es así como en 2011 le compartió a su hermana Elizabeth su deseo por producir
un disco.
Después
de varias conversaciones decidieron realizar la grabación en Noruega, donde
reside su hermana. Entre canciones de Elizabeth y covers del inglés, la única
canción propia que Alex incluyó fue: “Madre”, que escribió junto a ella en
honor a su mamá y que está en el disco: “Viviré solo por ti” que lanzaron en
2011.
“Mientras
escogíamos las canciones…” relata Alex, “Elizabeth me dijo: ´Oye, hay que
incluir una canción para mamá´. Así que yo desde España y ella desde Noruega
interactuamos durante varios días vía Skype hasta completar toda la letra que
queríamos plasmar en la canción”.
“Madre”
es una canción de agradecimiento, emocionalmente muy emotiva y con pequeños
rasgos flamencos; sin embargo, Alex no dejó de omitir en la letra lo que su
madre hizo desde el primer momento que ella lo conoció siendo bebé. Por eso
escribió: “Cuando cierro mis ojos te veo a ti, tú formas parte de cada uno de
mis recuerdos. Cuando nadie me quiso tú estabas allí. Tú me diste más de lo que
yo necesitaba”.
“Es
que si no hubiera sido por mi madre y sus atenciones…” dice él, “seguramente yo
habría muerto un día después de ingresar al orfanato. Mi estado físico era
fatal y ella me dio lo que necesitaba para sobrevivir y tener vida”.
Al
preguntarle sobre los versos de la canción que dicen: “La raíz de amargura en
mi corazón arrancaste con solo mirarme a los ojos” y la razón de por qué los
incluyó en la letra, Alex comenta: “Una persona con mi trasfondo, pues aunque
uno no quiera te da rabia no saber exactamente por qué tu mamá te abandonó.
Aunque te digan que fue porque no tenían dinero hay algo en tu corazón que te
molesta al recordar ese hecho. Entonces yo siempre tuve esa ira por no saber
qué pasó exactamente. Lo único que me ayudó a superar ese enojo, además de mi
madre, fue la gracia de Dios y el hecho de saber que él tiene un propósito para
mi vida”.
A
pesar de sus maravillosos recuerdos de infancia, del amor hacia sus padres
adoptivos y del profundo afecto que siente por sus hermanos, en el 2000 Alex
aprovechó una visita que hizo a Honduras para intentar deshacerse de la gran
duda que lo ha acompañado toda su vida: ¿Quién era su madre? ¿Qué fue de ella?
¿Dónde está hoy?
“Una
de mis metas durante ese viaje…” comenta, “era investigar quién era ella. Mis
papás me echaron la mano para contratar a un investigador que recorrió la zona
costera de donde se cree que yo nací. Esa zona se llama: La Lima. Al final de
cuentas no logramos recabar casi nada de información. Al día de hoy creemos que
debido a que La Lima fue una de las zonas más devastadas por el huracán Mitch,
probablemente allí perdió la vida mi verdadera mamá”.
Durante
el viaje, después de intentar buscarla o por lo menos saber si tenía otros
hermanos, al enfrentarse a la triste realidad de que la búsqueda fue
infructuosa, Alex regresó a su habitación a llorar y a preguntarle a Dios:
“¿Por qué Señor? ¿Por qué Señor?” En la actualidad siente que su corazón está
sano y aguarda una pequeñísima ilusión de saber algún día la verdad sobre qué
sucedió con su familia antes de nacer.
Además
de compartirnos la canción que compuso para su mamá, antes de terminar esta
nota Alex nos brinda unas palabras en este Día de las madres: “No hay cosa más
hermosa en la vida que tener a tus padres vivos. Como dice aquel refrán: ´Padre
no es el que engendra, sino el que cría´. Por eso, durante toda mi vida he
sentido que realmente salí de la barriguita de mi mamá adoptiva. A pesar de
nunca haber conocido a mi verdadera mamá, le doy gracias a Dios por haberme
provisto de una familia como la que tengo. Es por eso que les digo a todos:
¡Amen sus padres! ¡Sepan valorarlos! Ellos son un regalo de Dios para sus
vidas”.
Fuente: laaventuradecomponer.com
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