Nigeria
iba a celebrar elecciones el próximo fin de semana, pero estas han sido
pospuestas hasta el 28 de marzo por la Comisión Electoral en el país, a causa
del conflicto abierto en el norte del país con el grupo terrorista islámico
Boko Haram.
Desde
principios de año, los ataques por parte de Boko Haram se han intensificado,
provocando miles de víctimas. Uno de sus ataques, a la ciudad de Baga, está
considerado como una de las peores masacres en los últimos años en el país. Los
terroristas arrasaron la ciudad y otras localidades cercanas sin oposición del
ejército, que había abandonado sus puestos ante un enemigo para el que decían
no tener recursos para contener. En los últimos cinco años, los ataques de Boko
Haram han supuesto la muerte de 13.000 personas y unos 3,3 millones de
desplazados internos.
BOKO
HARAM: CADA VEZ MÁS, Y MÁS AGRESIVOS
La
situación en los estados del norte del país, sobre todo en Borno, se ha hecho
cada vez más complicada para Nigeria. El estado de emergencia declarado en 2013
no ha servido para detener al grupo terrorista, que ha ganado poder en la zona
hasta proclamar en agosto de 2014 su particular “Estado Islámico”, con el
control total sobre algunas ciudades. Boko Haram se mueve además con facilidad
en la frontera con Níger y Camerún, lo que le ha permitido reclutar a muchos militantes.
Se calcula que tienen entre 4.000 y 6.000 miembros armados. Para hacerle
frente, la coalición formada por fuerzas de seguridad de Nigeria, Camerún,
Níger, Chad y Benín dispone unos 7.800 soldados, con los que esperan debilitar
en las próximas semanas al grupo terrorista. Tarea difícil de cumplir en un
plazo de sólo seis semanas, cuando en los últimos años el problema no ha hecho
más que incrementarse y Boko Haram parece un enemigo cada vez más fuerte.
DUDAS
SOBRE ELECCIONES
Mientras, los nigerianos observan con
preocupación la politización del enfrentamiento contra el grupo terrorista. Por
una parte, el ejecutivo de Goodluck Jonathan quiere mostrarse fuerte ante Boko
Haram, aunque se desconfía de su capacidad para frenarlo ahora cuando en cuatro
años de mandato no lo ha conseguido. Por otra parte, la oposición liderada por
el candidato musulmán Muhammadu Buhari considera que posponer las elecciones es
una maniobra del Gobierno para intentar ganar tiempo y mantener el poder.
Un
número indeterminado de votantes en los estados del noreste de Nigeria de
Borno, Yobe y Adamawa, tal vez millones, están privados de sus derecho a voto
en la actualidad. Desplazados por la violencia de Boko Haram, no es probable
que tengan acceso a sus tarjetas de votante permanente requerida para su
identificación en los lugares de votación. Bonajo Badejo, abogado nigeriano,
considera que “si el aplazamiento nace del esfuerzo genuino para garantizar
unas elecciones libres, justas y creíbles, entonces no hay nada de qué preocuparse”.
Pero “si el proceso electoral está siendo manipulado, entonces sería un día
triste en verdad para Nigeria y nuestra naciente democracia”.
Fuente: protestantedigital
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